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La cancha del OAKA hay que conocerla. Un servidor ha estado varias veces en ella. 18.000 griegos rugen como los espartanos en las Termópilas. Impone, créanme. Por eso valoro mucho el desenlace del Madrid ante el Panathinaikos, en un final de otra época. Este tipo de partidos es de que los que crea afición. Mi hijo, criado en la cultura futbolera, me llamó entusiasmado con el canastón de Rudy. Sólo el mallorquín, sin olvidarnos de Llull o Campazzo, pueden meterte una canasta de ese calibre y con sólo una décima de juego por delante. Me encantó cómo celebró el banquillo esa mandarina magistral, sólo al alcance de los genios. Y Rudy lo es.
Un triunfo para reivindicarse tras la mala racha acumulada con el Barça. Hay que cerrar página y olvidarse de los azulgrana, a los que ya nos encontraremos cuando llegue la hora de la verdad: la de los títulos. Es sí, se vio en Atenas la diferencia del criterio arbitral entre los trencillas de nuestro país y los europeos. A pesar de que los griegos apretaban desde las gradas como leones, los árbitros dieron el ok a la canasta en el ‘Instant Replay’. Objetividad, profesionalidad y sabiduría. En Europa se le respeta más al Madrid. Por eso somos el vigente campeón...
