Las Palmas debe tomar medidas...

El agónico empate del Granada removió los cimientos de la expedición amarilla el pasado domingo. Como en un discurso orquestado, Pepe Mel, Toni Otero y Cala, uno de los capitanes, descargaron contra el árbitro, dejando entrever, además, una persecución, otra más, en contra de Las Palmas. Perreta digna del mal alumno que, suspendiendo la mitad de las asignaturas, o más, le echa la culpa a los profesores. “Es que me tienen manía”. Lo que faltaba.

Por supuesto que la Unión Deportiva tiene que tomar medidas. Pero no contra los árbitros, sino contra sí misma. Que de vez en cuando viene bien. No es justo insistir en lo que los árbitros te han ‘quitado’ si no destacas también lo que te han ‘regalado’’, una balanza trufada de supuestos y escasa de realidades. Esta triste temporada no debe estar en absoluto maquillada por confabulaciones arbitrales que solo generan esa cortina de humo que evita comentar los groseros fallos del club desde hace meses. De los errores arbitrales hablamos ya pero de nosotros, cuando acabe el curso. Cuando sea demasiado tarde. Cuando sea tan evidente e irremediable que hasta el profe se salva.