Fracaso total el de la temporada que más ilusión había levantado desde la llegada de Simeone al Atleti. Final de Champions en el Metropolitano, el presupuesto más alto de la historia, 407 millones, 115 para reforzar la plantilla, incluidos los 70 que se pagó por Lemar. Al final nada de nada en una semana peor que lamentable, con los fiascos ante la Juve y el Athletic todo se ha venido abajo. Y lo peor no son las derrotas. Es la imagen que se dio: de auténtica pesadilla. Nunca fueron rival de fuste y eso es algo desconocido para el cholismo. Oblak ha encajado en dos encuentros cinco goles, lo mismo que en nueve de Liga. Pero es que también a Simeone se le puede pedir más mano izquierda en el dibujo táctico. Siempre con el 4-4-2, aparcadas variantes como el 4-3-3 o el 4-1-2-3, en definitiva, respuestas contundentes a lo que te proponen otros entrenadores, como quedó demostrado ante la Juve, que nunca se quiso tapar el agujero que había por la banda derecha y que fue explotado para los goles de Cristiano. No es extraño que Gil Marín saliera en defensa del entrenador que tantas cosas ha dado, pero también analizando lo que está pasando, su intención va a ser reinventarse y el verano va a ser movido por las salidas y los fichajes que se van a producir en el Metropolitano.