Modric y Benzema, ejemplares

Seguimos tristes. En las horas previas al partido no hablamos de fútbol. Sólo de broncas y malos rollos. El enésimo enfrentamiento entre Isco y Solari se saldó con un nuevo castigo al malagueño, que ya es definitivamente carne de sillón ball (o sea, su casa) y no de banquillo. También nos enteramos antes del duelo de Zorrilla del nuevo toque de atención que tuvo que dar el sábado Sergio Ramos a Marcelo tras otra sobrada del (todavía) segundo capitán. Por dura que fuera la frase, sí parece que Solari tenía sus razones para poner el dedo en la llaga en la víspera: “Los jugadores que no han estado a la altura del escudo se lo dije”. No me extraña que, en un acto que le honra, Ramos se olvidase de la libranza de la que gozaba por su sanción y se fuese hasta Pucela para poner orden en un vestuario alterado entre broncas presidenciales, broncas con el técnico y eliminaciones dolorosas. Esta vez, la cornada tuvo tres direcciones...

Vaya inicio. Y todo eso se notó en el arranque. El Valladolid nos pudo meter tres en un comienzo inexplicable, con el equipo roto y muchos jugadores con los brazos caídos (¡Kroos, despierta!). El VAR hizo justicia y anuló dos goles de los chicos de Sergio González, mientras que Alcaraz tiró un penalti al cielo de Pucela. Han fallado los vallisoletanos los cinco penaltis lanzados este curso. Digno de Expediente X. El ceutí Anuar no perdonó y puso el 1-0, que era lo mínimo que podía ocurrir después de lo visto. Pero Varane se encontró con el 1-1 en un forcejeo limpio de Nacho con Masip. Al descanso no se había hecho justicia, pero esto es fútbol...

Los veteranos. No sé si fue la arenga de Ramos en el descanso, pero está claro que algo cambió tras la hora del bocadillo. Y me gustó que fuesen los veteranos, Modric (33 años) y Benzema (31), los que tirasen del carro. Su actitud fue ejemplar. Luka corrió, dirigió, oxigenó el juego y acabó con un golazo en acción individual. Karim, por su parte, puso su firma en un doblete generado tras un buen cabezazo y transformando un penalti claro cometido sobre Odriozola. Benzema, que ya lleva 22 goles oficiales este curso (sólo le superan Ben Yedder y Messi) tiene una actitud maravillosa. Hasta celebró con rabia los goles y eso se agradece. El Madrid debe levantarse y defender el escudo con dignidad. Karim, además, tuvo un detallazo cediéndole a Marcelo el brazalete cuando el brasileño saltó al campo. Entre Karim y Luka, más el viaje-compromiso de Sergio, me sacaron de la depre. Tres veteranos que tiran del carro. Este es el camino, señores...

El futuro. Tras este 1-4 las aguas deben tranquilizarse. Una derrota habría dejado a Solari hoy en la lista del INEM, pero ahora es mejor serenarse y esperar. Hasta el próximo partido (sábado, ante el Celta en el Bernabéu) es mejor que el grupo trabaje en Valdebebas, haga terapia para desterrar las diferencias personales de unos y otros, y asuma que el Madrid y su camiseta merecen un esfuerzo final. Hay que jugar los 11 partidos de Liga que restan como en la segunda parte de Zorrilla. Esa vergüenza torera hará que el final de temporada sea menos frustrante. La reconstrucción empieza ganando e ilusionando, no dejándose llevar. Me lo recuerdan los amigos de las peñas de Abadengo (los que tiran del carro, como refleja su escudo), Guarromán, Calzada de Don Diego, Villar de la Yegua, Villarta de San Juan, Peleas de Abajo y Robliza de Cojos. Nunca hay que agachar la cabeza...