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A Valladolid con Solari y Sergio Ramos

En la sala de prensa saltó la alarma, porque se esperaba a Solari para las 13:00, la cita habitual, y tardó hora y cuarto en aparecer. ¿Le habrán echado ya? Pero no, no le habían echado. Estuvo reunido con el director general, José Ángel Sánchez, esa fue la causa del retraso. Su agonía me duele, porque es un tipo digno, como lo es Lopetegui. Ahora le está tocando pasar lo mismo por lo que pasó su predecesor. Florentino buscando sustituto y tú convertido en una especie de espectro que recibe miradas de compasión. Y en esas circunstancias, elegir un once, explicar la táctica y comparecer ante la prensa, haciendo de tripas corazón. Es cruel.

En todo caso, hoy estará en Valladolid, dirigiendo a un grupo con muchas bajas y poca moral. Ayer ganaron Barça, Atlético y Getafe, los tres equipos que le rodean en la tabla. El Getafe ya está a tres puntos. ¿Puede terminar LaLiga por delante del Madrid? Esa pregunta comenzará a tener respuesta esta noche, según lo que haga el Madrid en Valladolid, donde le espera un equipo que empieza a vivir las angustias de la zona de descenso. La llegada de Ronaldo resultó prometedora, algo así como una inyección de ánimo, y dio paso a una racha de buenos resultados. Pero se torció la racha, por falta de gol, y ahora aprieta el miedo al descenso.

El Valladolid tiene un móvil, el Madrid necesita crearlo de la nada. Para eso se ha metido Sergio Ramos en el viaje, a pesar de que no puede jugar, por sanción. Sergio Ramos tiene liderazgo y sentimiento positivo. En estos días atribulados viene a ser lo único que queda en el club para movilizar a ese grupo deshinchado. Al Madrid le restan doce partidos sin más objetivo que mantener a salvo un puesto Champions. Le separan siete puntos del quinto, el Alavés, buen colchón, pero nadie ha olvidado aquellas cinco derrotas consecutivas en el año de Queiroz. Por eso viaja Sergio Ramos, en lugar de quedarse en casa con sus niños. Es todo un gesto.