No se puede dar por muerto al Girona

Este Girona está repleto de buenas intenciones y, por fin, ha tenido recompensa. No solo sale del Bernabéu con excelentes sensaciones y un oxígeno que necesitaban tanto Eusebio como sus jugadores, sino que lo hace con tres puntos de oro. Su condición de matagigantes aún toma más fuerza. Desquició al Madrid. Empezaron el partido sabiendo que, pasara lo que pasara, no iban a acabar la jornada en zona de descenso y ello era una piedra menos que cargar en la mochila. El técnico demostró que si ha de morir lo hará fiel a los suyos, presentó un 4-1-4-1, y dio alas a unos jugadores rojiblancos repletos de orgullo y osadía. Les ha costado mucho llegar a Primera y aquí quieren seguir. Parece que han revivido y la debilidad defensiva de la primera parte quedó olvidada con unos segundos 45 minutos para levantar la cabeza. No se les puede dar por muertos.

El Girona olió sangre y mordió con una violencia que se echaba de menos. No le asustó el Madrid y tras empatar no se conformó con el empate. Sabía que si se daba por satisfecho tenía más a perder que a ganar y fue a por más porque dejó al conjunto de Solari en la lona. Douglas dio un paso adelante, Lozano fue el revulsivo esperado y Portu y Stuani los matadores de un conjunto que da un puñetazo sobre la mesa en la lucha por la permanencia. Ya avisó Granell en la previa del partido que se podía dar la campanada en el Bernabéu y se cumplió. Tres puntazos y la sensación de que este equipo ya ha pasado su bache. Vuelve a sonreír. Histórico. El feudo blanco, un estadio más en el que el Girona ha dejado su huella. Una huella de Primera.