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Golpe no, puñetazo en la mesa del Deportivo

Llegaba el Deportivo a este partido con dudas tras el empate en Riazor ante el Tenerife, por el resultado y las formas. Llegaba con un Natxo al borde de la depresión por las lesiones de Vicente y Krohn-Dehli, toda una avería en la sala de creación del equipo. Y sale de Granada pletórico, lleno de confianza y aguantando el tirón de la cabeza. Se habla de golpe en la mesa, yo más bien diría puñetazo por el rival y el momento. Y es que los coruñeses han enlazado dos triunfos consecutivos fuera de casa, tantos como el resto de la Liga. Y lo hizo en dos estadios como El Molinón y Los Cármenes, toda una lección de autoridad. La victoria, al margen de los tres puntos, da al Depor el golaverage ante un Granada al que ya había ganado en Riazor. También lo tiene a favor con el Albacete. No está mal, no.

Además hubo buenas noticias en lo individual. La mayor, y más obvia, Quique. El ariete pucelano marcó el gol de la victoria y recupera ese instinto depredador que tanto va y viene en los delanteros. Tampoco estuvo nada mal el partido de Caballo, tan incansable como seguro en su banda. Ni ver como Mosquera, tras dos meses sin pisar el césped, no se ha olvidado de lo que va esto. Y Expósito y Dani Giménez, pero eso ya es rutina. Se sufrió, sí, pero es hasta lógico visitando el estadio del hasta hace muy poco líder de Segunda. La agonía final se convirtió en sudor frío con el gol de Puertas, pero esta vez el árbitro tuvo a bien ver un remate palmario con la mano. Claro que la expulsión de Nahuel tuvo que poner el punto negro. Esperemos que está vez los Comités no dupliquen el error.