Lo que sí y lo que no de este derbi

Me quedo con la corona de flores sobre la placa de Calleja. Me quedo con esa sensación, el Wanda Metropolitano en 511 días ya es un campo que acongoja, lleno de rugido rojiblanco. Al Calderón le costó mucho más hacerse después del viejo Metropolitano. A éste ya no. Los vecinos de asiento ya son familia, como lo eran allá, a la orilla del río. Me quedo con ese minuto, emocionado, las fotos de Isacio en el videomarcador. Con la entereza de Griezmann mano a mano ante Courtois. Y con el control de Morata en ese gol que no se quedó en el marcador por fuera de juego. Con eso y con que lo estaba celebrando. Con lo alto que cantaba el estadio, a pesar de ir perdiendo 1-3.

Eché de menos a Tiago en todos los balones perdidos de Thomas. Y también a Gabi. Y a Rodrigo de inicio, que sobra ya tanta lesión muscular. La temporada se está empezando a perder por ese flanco. Eché de menos a Costa, mucho. Le recordé en agosto, cuando era La Bestia y el Madrid el equipo vencido en el derbi por la Supercopa de Europa. Y a Koke, sobre todo a Koke, como en todos los partidos que falta. Su sacrificio, su criterio a la hora de mover el balón. A Lemar no da tiempo, parece no haber llegado aún a Madrid y los meses que van pasando se echan encima de esos 70 millones. Eché de menos aquella antigua solidez del Atleti del Cholo a balón parado, cuando era más fácil viajar a Marte que encontrarle un agujero a su coraza. Y de más el corte de mangas de Bale. A quien se fue del estadio en el 80’.

El Atleti cayó con estrépito y toques de VAR. Esta historia de derbi ya la vivimos por el Manzanares. Dura, terrible. Pero lo que allí aprendimos está en el escudo: levantarse. La vida misma. Aunque hoy al despertarnos ya no seamos segundos en Liga. Aunque ayer con su victoria nos adelantara el Madrid.