Coutinho y el ataque del día 27
Coutinho no arranca desde que en noviembre se lesionó en Milán. Sigue con la cabeza baja y la mirada por los suelos. Antes de lastimarse en el Giuseppe Meazza, ante el Inter, en Champions (1-1), andaba fresco y parecía ser un elemento que daba seguridad al bloque y tranquilidad en la grada. Se había convertido en una pieza admirada por los rivales. Paró por una rotura muscular y se cayó el invento. No levanta cabeza y su rostro es el ejemplo. Él sabrá que pasa por su cabeza y qué hay en su día a día, pero las sensaciones son realmente preocupantes. Siempre mustio, sin un gesto que delate nada de felicidad, Coutinho firmó un nefasto partido. Perdió siete balones (el 20 por ciento del total del equipo), nunca dio la sensación de posicionarse para salir ganador de los duelos y tan solo probó una vez a Keylor. Mal partido.
Valverde no se cansa de defenderlo, argumentando que es un excelente futbolista y que tiene las cosas muy claras, pero el entrenador sabe que no es lo mismo atacar al Madrid con Coutinho y Malcom, que hacerlo con Dembélé y Messi. Estos dos últimos no pudieron enfrentarse aún al Madrid en un partido completo este curso y el reto es que estén el día 27 en el Bernabéu. Con ambos acosando, la cosa puede ser diferente, y ahí es donde están las opciones del Barcelona para meterse por quinta vez consecutiva en la final de Copa.