Isco: poner fin a la tensión depende de él

La única solución a este problema parte del propio Isco y pasa por algo básico: mejorar su actitud en los entrenamientos.

Sergio Santos Chozas
Actualizado a

La situación de Isco y el Madrid tiene difícil solución. El jugador malagueño actualmente tiene poco respaldo dentro del club: su relación con Solari es muy complicada de resolver, la directiva duda de él y su sintonía con algunos pesos pesados del vestuario no es la mejor. Cada semana que pasa, lejos de arreglarse el problema, va a peor. Su feo gesto a Chendo es un asunto menor. Isco tiene confianza con el delegado y fue un simple calentón al que no se le ha dado mayor importancia (el futbolista estaba muy ‘quemado’ por jugar sólo tres minutos). La parte negativa de ese gesto es que demuestra un hartazgo que no le beneficia en el plano deportivo.

Es un tema incómodo para todas las partes, aunque es el propio Isco quien lo ha alimentado. Cuando un jugador que a priori tiene cartel de titular pasa a la suplencia cuenta con dos opciones: rabieta o reivindicación. El malagueño ha optado por la primera opción de manera demasiado evidente. Su actitud en los entrenamientos y en los partidos demuestra un pasotismo que no le hace ningún favor. Debería ser más listo: evidenciar sus enfados daña su imagen.

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Cuando existe un conflicto de este tipo la culpa no suele ir en una sola dirección: Solari no estuvo fino en el partido del Alavés. Los jugadores son profesionales y deben acatar cualquier decisión del técnico, pero sacar en el minuto 87 a un jugador con los galones de Isco es evitable. Solari ha sido jugador, conoce bien el vestuario del Madrid y no era difícil de intuir lo mal que se iba a tomar el malagueño ese gesto.

La única solución a este problema parte del propio Isco y pasa por algo básico: mejorar su actitud en los entrenamientos. Sólo así pondrá en un aprieto a Solari. Eso le hará alcanzar de nuevo su mejor momento de forma para poder reivindicarse en cada minuto que tenga. Sólo así volverá a tener razón y el entrenador argentino se verá obligado a ponerle. Si sigue con feos y malas caras este desenlace sólo tendrá un final posible: su salida el próximo verano.

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