El espíritu de Atilano y Natxo Insa
Le gusta al Celta presumir de la metodología aplicada en su cantera, una filosofía que expone en congresos a nivel estatal y en el extranjero. El trabajo con chavales tocados por la varita mágica del talento ahí está. Basta ver la aportación de A Madroa a los distintos equipos de la selección española. Sin embargo, ese juego de toque, el fútbol de salón, no se encuentra en al ADN original de la camiseta celeste. Apareció con los Mostovoi y compañía, y regresó con la quinta de Iago Aspas. Durante el resto de su casi centenaria historia los célticos se han caracterizado por su espíritu guerrero. Sirva Atilano como ejemplo, actual relaciones públicas del club. Jugó doce años en el primer equipo, teniendo como premisa principal que podía pasar el balón o el rival, pero nunca los dos juntos.
Ante el Sevilla, la exhibición de Afouteza liderada por Hugo Mallo tuvo algo de Atilano y también de Natxo Insa. El héroe de la permanencia del 4% hizo mucho más que marcar el gol de la salvación. Era un suplente habitual que corrió por él y por el resto de sus compañeros cuando Abel Resino le otorgó la titularidad. No había vuelto a ver nada igual en Balaídos hasta este sábado, cuando Mallo se dejó el alma durante 90 minutos. Es lo que toca de aquí al final de LaLiga. También lo ha comprendido Cardoso, que llegó con aires de Guardiola y ha salvado el puesto apelando al ‘mourinhismo’.