El empleado Abelardo y la resignación
El objetivo número uno del Alavés, ahora mismo, es ampliar el estadio de Mendizorroza. Josean Querejeta, responsable del Grupo Baskonia que gestiona la entidad albiazul, no ficha para el Alavés ni para Baskonia. En el equipo de fútbol consigue cesiones y en el de baloncesto incorpora jugadores del nivel de Jalen Jones (25 años), que tuvo una experiencia fugaz en la NBA y acaba de aterrizar en Europa sin referencias previas. Sergio Fernández y Abelardo son los auténticos protagonistas del devenir del equipo vasco. Pero no pueden disparar con balas: lo hacen con flechas. Hay otra prioridad empresarial, que es hacer caja para pagar el nuevo Mendi. Las instituciones van a colaborar con 22 millones de euros, como ya hicieron (con cifras similares o no) en los casos de Anoeta y San Mamés. La obra costará unos 55 millones y Querejeta, de su bolsillo, no va a poner nada. Presentará la gestión, los beneficios conseguidos y luego tirará de lo obtenido en el día a día del fútbol para acometer el gasto del nuevo estadio.
El baloncesto no genera ganancias para la sociedad. Más bien lo contrario. Como sucede en todas partes. Incluso, hace un par de años se tuvo que negociar una deuda fiscal de aúpa con la Diputación Foral. Veremos si la segunda vuelta de LaLiga confirma el puesto europeo del Alavés, brillante en lo que va de campeonato, o si la realidad le pone en la zona templada (sin sufrir) de la tabla. “Yo soy un empleado de este club y gestiono lo que tengo”, aseguró el viernes Abelardo en conferencia de Prensa. Suena a resignación.