Arthur es imprescindible
Es inevitable. Noches como la de Roma hace un año o tardes como la de Girona hace unos días devuelven a un primer plano un debate de estilos y urgencias: si el Barça debe abrazarse a Arthur o a Vidal para las peligrosas curvas que se avecinan. A favor del brasileño juega la estética del pase corto y la posesión y, sobre todo, el deseo de que no se borre nunca la inigualable huella de Xavi. Sin embargo, sus números no soportan aún el peso de las comparaciones: pierde más balones de los que parece, sobre todo cuando asoma en campo contrario, no se atreve lo que debería con el último pase y lleva menos goles que Semedo. No se discute lo que será, aunque hay dudas con lo que todavía es. El chileno, por su parte, tiene de su lado el cuentakilómetros, el grado que da la experiencia ya contrastada, su llegada al área y su habilidad para haber hecho de su hacha un complemento necesario. Aunque su estilo, como el de Murillo y Boateng, no maride. La cuestión es priorizar. Y ahí, puestos a elegir, Arthur parece más imprescindible. No sólo es opinión. Los onces de Valverde así lo dicen.
Con Arthur es más factible ir de un lado al otro con sentido y jerarquía en ataque en busca de rendijas. Algo que el Barça hace de media el 70% de su tiempo. Con su dominio se contrarresta tanta pérdida por las imprecisión de un tridente que desborda mucho pero que también arriesga demasiado. Y, con su pausa y movilidad, es más sencillo defender con balón y saber guardar la renta (casi siempre se adelanta). No hay otro en la plantilla con tan variadas prestaciones. Vidal aporta músculo e impone, tiene ida y vuelta, es un tapón para las contras y luce como un aditivo ideal para las llegadas. Pero para eso el Barça ya cuenta con Rakitic, indiscutible en las alineaciones importantes como también lo es Busquets. Quizás lo ideal sería hacer convivir en ocasiones las virtudes de Arthur y Vidal. Pero Valverde, que ya lo ha hecho varias veces, no ha logrado los resultados y el juego deseado (2-2 contra el Girona, 1-1 ante el Atlético y 1-2 en Getafe). Repetir esa conservadora decisión en los partidos decisivos, con todos disponibles, supondría desenchufar otra vez a Dembélé. Con Coutinho ya es suficiente.
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