Al Atleti le falta una pieza que no es Morata... sino Gabi

Si algo definía en las anteriores temporadas pasadas al Atlético de Madrid del Cholo era la palabra "frontón". Granítico, era un equipo al que costaba hacer goles pero también fabricárselos. Una pieza fundamental tenía en su esquema: Gabriel Fernández, Gabi. Nadie como él interpretaba las órdenes de Simeone sobre la hierba. Su labor era entorpecer, molestar y cortar. Y la cumplía como nadie. La estadística de sus buenos partidos no había que leerla en función de pases buenos o malos, sino en cómo se agigantaba su presencia en el centro del campo, llegando a todo, cortando. Si hacía más de diez faltas en un partido, es que había cumplido su función. Con Gabi el Atlético rara vez se desangraba. Con Gabi jamás hubiese sucedido lo de ayer.

Porque una jugada cuenta su ausencia, esa por la que la clasificación rojiblanca, lograda con remontada de Griezmann cuatro minutos antes, vio como la posibilidad de clasificarse para los cuartos de esta Copa del Rey se iba por el sumidero: el Girona se lanza en una última contra a la desesperada y, en su camino hacia la portería de Adán, no se topa pierna alguna que contenga, que frene, que detenga. Tan fácil le fue plantarse en el área de Adán. Luego ahí, la ruleta rusa, quedaba aún una bala en el cargador, que fue la que mató. Ese centro de Pedro Porro, ese disparo de Borja García, ese toque final de Doumbia que desvía, el "Atleeeti" que había vuelto a rugir fiero en el Metropolitano, cuando Griezmann marcó el 3-2 para sellar la remontada, congelado en los labios. Con Gabi también hubiese podido pasar, cierto, pero cuesta imaginarlo.

Y no sólo era su presencia en el centro, era lo que significa. Un grito de Gabi cuadraba a los demás. Un grito de Gabi a lo mejor hubiese disparado una pierna que frenara esa última jugada del Girona. Porque a Adán, es cierto, le dispararon tres veces a puerta y tres goles encajó. Tan cierto como que poco pudo hacer en ninguno de los tres: lo de Valery era imparable, Doumbia desvió y Stuani, cuando marcó de cabeza, lo hizo solo, solo, solo.

La falta de contundencia del equipo se ha ido manifestado en señales a lo largo de toda la temporada. Luces que estaban ahí, se veían, pero aún no habían deslumbrado. Porque el Atlético, sí, es segundo en Liga y con opciones, el Barça solamente a cinco puntos, pero el segundo peor Atleti del Cholo desde que éste está, sólo son peores los datos de la 2016-17, con Gabi: 35 puntos, con 5 partidos perdidos y 4 empates. Ahora suma 38 puntos (y sólo 1 partido perdido, sí, pero 8 empatados). La temporada anterior, con Gabi, llegó al ecuador de LaLiga con 42; la 2015-16, 44 puntos; la 2014-15, 41 puntos; la 2013-14, 50 puntos; la 2012-13, 44 puntos. Un hombre que como Gabi, hubiese metido la pierna en el centro del campo, como pudo hacer Thomas, para frenar al Girona en esa última contra y seguir celebrando el gol de Griezmann, de cuatro minutos antes.