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El Madrid elige la teoría del caos

Una incipiente teoría del caos comienza a dominar la Liga del Real Madrid, ganador del Betis en un partido que atravesó por todas las fases posibles y que dejó al hincha como estaba: sin saber cuál es el plan del equipo. La única certeza está relacionada con Isco, fuera de la titularidad, al fondo del banquillo, posiblemente fuera del club en un inmediato futuro. Isco no jugó en el Villamarín, donde fue difícil saber si el partido lo disputaba el Castilla reforzado con algunos de los jugadores más conocidos del mundo, incluido el futbolista del año, o se trataba del Madrid acompañado por el pelotón de jóvenes que ha reclutado Santiago Solari, tan nuevo en el cargo como los Vinicius, Brahim y compañía.

Permanece la sensación de búsqueda constante, derivada en parte por las lesiones y también por las drásticas decisiones de Solari, que no parece un tímido. Tampoco alineó a Marcelo en un partido de gran compromiso. Hasta el empate le resultaba devastador al Madrid. Como las novedades no cesan, el técnico argentino se decidió por una defensa de tres centrales y dos carrileros, el mismo día que Quique Setién abandonó la misma propuesta.

Sometido a tantos cambios, el Madrid busca entre contradicciones. El equipo es tan inestable en los resultados como en su comportamiento en los partidos. Su avanzada presión sobre los defensas del Betis funcionó hasta el brillante gol de Modric, que no se prodiga lo suficiente en el remate de media distancia. Marcó en el Mundial de Clubes, repitió frente al Betis y necesita añadir algunos goles más a un medio campo peleado con el gol. Sin Cristiano, con Bale más fuera que dentro de la competición, el Madrid requiere de nuevos concursantes en el remate.

La organización defensiva permitió al Madrid gobernar la primera parte frente a un insípido Betis, pero la línea de presión se rebajó tanto que los jugadores acabaron en los alrededores del área de Keylor. Y ahí no se apreció la defensa, sino la capacidad de resistencia, que es otra cosa, meritoria desde luego, pero peligrosa para un Madrid que terminó sometido, con un porcentaje de posesión del 24%. No parece de recibo para el equipo que ha ganado tres ediciones consecutivas de la Liga de Campeones, pero todo en el Real Madrid resultado sorprendente, un poco extraño, difícil de entender.

El Betis le superó por todos los costados en el segundo tiempo, con Lo Celso en plan figura. Quizá lo es. Su impacto en el Betis es indiscutible. Se le adivina un considerable margen de progresión. A Sanabria, no. Es un delantero estancado. Al Betis le falta trasladar el buen oficio de sus mediocampistas a algún delantero con colmillo. Su buen ejercicio en el segundo tiempo no sirvió para exigir a Keylor Navas, un portero admirable cuando juega y cuando regresa del banquillo.

Como suele suceder cuando el desgobierno preside el juego, el fútbol se vuelve imprevisible. Joaquín, que se equivoca muy poco ahora que se acerca a los 40, perdió la pelota cuando el Betis rondaba el gol. Desde el primer momento se vio que sería un error trascendente. Pérdida en el medio campo, falta junto al área, penúltimo minuto del encuentro, primera oportunidad del Madrid en la segunda parte. Así fue, con gol de Ceballos incluido. Juega tan poco como Isco, pero es menos noticia en un Madrid donde hay más ruido que un plan a la vista.