El Valencia quedó retratado en El Molinón. Batshuayi, Diakhaby, Vezo, Rodrigo, Wass... hasta Gameiro, más allá del gol. También obviamente Marcelino. El asturiano ya estaba señalado y, ahora, dos tazas. Está claro que lo del sábado contra el Valladolid es una 'bola de partido' para su proyecto en Valencia. Llueve sobre mojado y cuesta explicar cómo un Valencia necesitado de alegrías fuera incapaz de ganarle a los suplentes de un equipo de Segunda. El patrón, en verdad, fue el mismo de muchos otros partidos: falta de acierto y luego de confianza. Y así van cayendo las hojas del calendario. La temporada del Valencia más que la del Centenario es la de la marmota y por más que un servidor siga creyendo que Marcelino es la solución y no el problema, o esta llega ya o pronto regresará a Gijón.

Marcelino se la juega el sábado y veremos hasta qué punto también está en juego la credibilidad de Mateu Alemany. El director general ofrecerá mañana una rueda de prensa en la que deberá posicionarse respecto a la figura del entrenador a dos días de la final del Valladolid. La última vez que habló de ello dijo: "Marcelino seguirá, seguirá y seguirá". Y eso fue hace apenas tres semanas, es decir, hace solo tres partidos (Huesca, Alavés y Sporting). Pero la preocupación hoy del director general no debería estar tanto en prepararse las respuestas sino en preguntar a los futbolistas qué diantres les pasa, por qué no van, por qué fallan pases de tres metros y por qué no marcan ni al Arco Iris. Preguntarlo él y también Pablo Longoria, que va en el sueldo de un director de Área buscar soluciones.