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Gareth jamás estuvo comprometido de corazón

Bastante tenía yo con la dolorosa derrota sufrida horas antes frente a la Real mientras le daba vueltas al penalti de marras no señalado por el VAR sobre Vinicius y las increíbles ocasiones falladas ante el equipo donostiarra. Y a eso de la una de la madrugada mis compañeros de El Chiringuito nos muestran una imagen que me dejó aturdido. Ver a Bale abandonando el Bernabéu tranquilamente en su coche cuando todavía restaba un cuarto de hora para finalizar el dramático partido de sus compañeros, me dejó helado. Quise ponerme en su cabeza, aunque ya de por sí es complicado porque, después de cinco años en España y aunque parezca increíble, seguimos hablando idiomas distintos. Si tú formas parte del Madrid y el club te ha designado, entre comillas, el heredero del irrepetible Cristiano, por lo menos tienes que tener la vergüenza torera de parecer que te importa esa jerarquía que te han regalado por inmerecida que sea. No sé si le dio celos comprobar la exhibición de su sustituto el domingo, dado que Vinicius puso en pie al estadio como no lo ha hecho el galés en toda la temporada. Pero me pregunto qué tenía que hacer mejor a esas horas un futbolista de élite con la vida resuelta que ver a sus compañeros y acompañarles en el sufrimiento hasta el final y saber si se consumaba o no la remontada.

Bale es más apasionado del golf que del fútbol y eso ya lo sabíamos. Pero alucino con que dentro del fútbol no sea el Madrid la mayor de sus prioridades emocionales. Si tenía un problema personal ya debería haber salido a estas horas a explicarlo, pero su silencio le delata. Simplemente, le traía al pairo la suerte que corrieran sus compañeros cuando la Liga se estaba perdiendo en esos momentos. Eso sí, en el palco se hizo en el descanso fotos con todos los que se lo solicitaron, incluidos algunos peñistas amigos míos. Educado es, eso nunca se le ha discutido. Pero se le pide más pasión y compromiso con el club que le paga. ¿Es tanto pedir?