Messi, capitán general en un campo de minas

El Barça empezó a ganar LaLiga a su regreso del segundo parón. En los últimos diez partidos, ha ganado ocho, empató en el Wanda y perdió ante el Betis: 31 goles a favor y 11 en contra. Nadie ha seguido ya ese ritmo y por el camino se le empiezan a descabalgar los rivales. Con Messi otra vez como Rommel en el Africa Korps, también fue capaz de ganar en ese campo de minas que es el Coliseum. El Getafe no engaña a nadie. No tiene el balón ni el 25 por ciento de partido pero lo optimiza mejor que muchos. Dosifica las muchas faltas que hace, aprieta arriba y exige. Es un equipo duro de pelar de verdad. Para el Barça, el Coliseum es una especie de dentista anual. Y lo pasó con nota.

Para ganar en Getafe, eso sí, le tuvo que acompañar todo. Que Cuadra Fernández tuviera vista de lince para ver la falta de Ángel a Lenglet, que un mal despeje de Alba que se jugó la expulsión un par de veces, por cierto) se fuera al palo y que Messi no sólo sea el mejor, sino también el más listo. Messi lleva más goles que partidos oficiales otra vez esta temporada. Además, el brazalete le ha dado ese punto de nervio que se le echaba en falta en alguna ocasión. En Getafe, donde había que bajarse al barro para ganar, se puso el mono de trabajo y se le vio darse carreras de arriba abajo, sudar la camiseta y acabar exhausto. Pero con todo bajo control. A Messi le acompañaron el multiusos Rakitic, perfecto en su posición de líbero. También el toque de Arthur y el corazón de Vidal. Y ese misil de Suárez, el uruguayo cazador. Tremendo paso del Barça.