El Rayo fue el Real Valladolid que juega a domicilio
La vida sigue igual. El Real Valladolid continua sin ser inferior a nadie como local, pero no logra sacar los partidos y está mucho más incómodo que fuera, donde defiende bien y ataca lo que puede, normalmente sin presión y con éxito. El caso es que lo único malo que pasa esta temporada es que la afición, que está volcada, no logra ver vencer al equipo. Ayer el Rayo fue el Valladolid cuando juega de visitante. Los de Sergio probaron su propia medicina y encima no contaron con la suerte de cara, o mejor dicho se encontraron con Dimitrievski, que nos dio la mañana. Paró el penalti y otras dos ocasiones que eran dos goles.
De cualquier forma, el diagnóstico a estas alturas está muy claro. El Valladolid necesita irse más veces en el uno contra uno, sobre todo cuando se le encierran en Zorrilla, y también un delantero que se busque la vida y que genere más atención y eso se hace con acciones individuales que Unal de momento no está consiguiendo. Toni, Plano y Keko estuvieron a un buen nivel, por eso sorprende más que el turco no rematara a puerta. Todo esto en un partido en el que el Rayo estuvo bien, pero en el que el Valladolid tampoco mereció perder. Lástima del penalti, pero nada que objetar a Michel, se vio con ganas y la pidió y eso casi siempre sale bien. Este equipo me inspira confianza, no se rompe y lo intenta siempre. Apuesto porque llegará a la orilla.
