Absténganse inventores del fútbol y de los valores de venir con la venda puesta al Coliseum. Es posible que se produzca la herida y sería más conveniente no taparla con anterioridad. El Getafe es competitivo, muy competitivo. Nadie le gana con facilidad desde que apareció Bordalás y pocos lo hacían antes. Solo el Girona (una sola visita) puede presumir de no haber caído nunca en Getafe.

Por eso conviene recordar que el Geta ya empató el año pasado en el Camp Nou. ¿Las formas? Cometió solo trece faltas aquella tarde dando una lección de orden y equilibrio. Tampoco hay que olvidar que, también la temporada pasada, Dembélé se lesionó solo por un mal gesto, no por el césped del Coliseum. Dos arietes de verdad, presión muy adelantada y compromiso máximo de cada jugador que sale al campo. Esas son las armas del Getafe, el tercero que mejor defendió en las grandes ligas en el recién sellado 2018. Esos son datos, no soniquetes repetitivos. Un equipo que tiene orgullosos a los suyos, a fin de cuentas es lo importante. Pase lo que pase esta noche, que los defensores de que existe un estilo superior dejen las excusas para después. Quizá las necesiten.