El cambio defensivo del Villarreal con Luis García
El grave panorama del Villarreal despachó a Calleja y miró a Luis García como alternativa salvadora. Los dos partidos desde su llegada, muy distinto el primero (Spartak Moscú) del segundo (Huesca), han pronosticado una mayor predisposición defensiva del equipo amarillo para subsanar la blandura que le ha atacado toda la temporada (29 goles recibidos en todas las competiciones). Luis García ha recurrido al doble pivote para robustecer la medular, ha retrasado la postura general del bloque y ha insistido en fidelizar las coberturas y recomponer la distancia entre líneas. El giro, que funcionó ante el Spartak, no cuajó contra el Huesca. A Asenjo le remataron hasta 28 veces. Calleja había promovido una revisión parecida en algunos encuentros, relegando su tradicional 4-3-1-2 con rombo en el medio, pero el reajuste pervirtió su identidad y sirvió de muy poco. No acabó con sus carencias en el repliegue y el descontrol de los carriles. El Villarreal ha mostrado durante toda LaLiga una aparente ineficacia en los duelos individuales. Según datos de InStat, es el segundo conjunto, después del Valencia, que peor parado sale en el índice de intensidad, que mide la cantidad de disputas e interceptaciones del equipo en defensa por minuto de posesión rival.
La espinosa trayectoria del Villarreal está vinculada a su rendimiento sin balón, pero los códigos ofensivos también han variado con Luis García. Se aprecia una actitud más reactiva que proactiva, inclinada a ser contundente en las transiciones y más agresivo en los pases. En ambos partidos acaparó menos tiempo la pelota que su adversario y en El Alcoraz llegó a articular 19 contraataques. La diferencia más visible se registra en el inicio de la jugada. Al nuevo técnico no le importa que su equipo busque saltar líneas con entregas más verticales. Calleja priorizaba una salida desde atrás controlada, con Trigueros como catalizador, aunque no es menos cierto que los tres partidos que ganó en LaLiga tuvo menos posesión (Leganés, Athletic y Betis).
En campo contrario tiene argumentos sobrados que no se corresponden con su clasificación actual. Desde las conexiones interiores es capaz de encontrar después el hueco por fuera y finalizar muchas jugadas (14 remates de media). Luis García ha utilizado dos sistemas: el 4-4-2 clásico, con Chukwueze y Fornals abiertos, y el 4-2-3-1. La visita del Madrid podría ubicar a Fornals como mediapunta, que ya brilló el pasado curso en ese rol ante el conjunto blanco, y situar a Pedraza en la banda izquierda. Cualquier dibujo respetará la filosofía de un Villarreal que, en ocasiones, ha echado en falta acciones de desborde, promediando apenas 23 intentos de regate por choque. La titularidad definitiva de Chukwueze atenúa esta insuficiencia y agiliza el fútbol amarillo. Sin embargo, a su vigencia en el juego de ataque se contrapone su apatía cuando debe ayudar en terreno propio, publicitada incluso por Luis García en sala de prensa e inaceptable si Marcelo y Bale tienen uno de esos días en los que sí son Marcelo y Bale. La banda derecha del Villarreal es el flanco más débil con ocho goles encajados como bagaje negativo. El propósito actual de Luis García se centra en terminar con este tipo de defectos que tanto abruman a su equipo.
Grieta en zona decisiva
Con un único centrocampista puro, se sentía desprotegido en situaciones de llegadas desde atrás de los rivales. Brais marcó así para el Celta sin vigilancia alguna. Desde esa perspectiva se entiende la decisión de Luis García de incluir un pivote más.