Más allá de Dembélé, que se comerá todos los titulares con razón después de un carrerón sólo apto para elegidos, el partido dejó dos nombres propios en el Barça. Más allá del aprobado de Miranda, jugador que si se calma tiene en su mano ser el futuro lateral izquierdo del Barça, impresionaron Cillessen y Miranda. Lo del holandés es una de las evoluciones más extrañas vistas en un portero. Lleva dos temporadas y medio casi en blanco y es mejor que cuando llegó. Más seguro, mejor colocado, más fiable con los pies. Hasta con más autoridad que Ter Stegen en ciertos balones aéreos. Es muy difícil abrir un debate porque el alemán es intocable y se lo ha ganado. Pero que Cillessen está para más salta la vista. Tanto que es tan lógico que en verano le dijese en persona a Bartomeu que quería irse como que el presidente le dijese en Estados Unidos que no se iba a ir a ningún sitio si no dejaba en la caja el importe de su cláusula, 60 millones.

Y luego está lo de Aleñá, que también impresiona. Su inicio de temporada estuvo envuelto en tristeza. La lesión con el filial en junio le dejó sin pretemporada y, aunque fuera simbólicamente porque ya era jugador del primer equipo, empezó con el dorsal 26 la temporada y bajando al B para coger ritmo…. Su progresión en el último mes ha resultado asombrosa. Contra el Tottenham hasta pareció un jugador con continuidad y cuajo, justo lo que le faltaba por adquirir. Aleñá se está ganando con sudor y fútbol cada uno de los minutos que juega. Para saber que piensa en Barça hace años, sólo hubo que escucharlo al final del partido. “Ahora empieza lo bueno que para eso hemos venido, para ganar títulos”. Aleñá sí ha llegado al Barça para quedarse