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Un sitio en la historia del motociclismo

De todas las reacciones que generó con su título Ana Carrasco lo que más desprevenida pilló a la murciana fue la repercusión mediática. Ana estaba tan centrada en trabajar duro para ir cumpliendo sueños y superando barreras, que no había tenido tiempo de imaginar lo que supondría ser la primera mujer en ganar un Mundial FIM de velocidad. Y lo tuvo que aprender sobre la marcha. Carrasco lloró de alegría en la intimidad de su casco nada más cruzar la meta en Magny Cours, pero esa soledad se terminó en el mismo momento en el que se levantó la visera. En ese instante se mostró al mundo sin ser consciente de ello; en ese instante su nombre, su éxito y su trayectoria pasaron a llenar minutos en las televisiones y radios y páginas en los diarios. Su historia pasó de ser solo suya a ser de todos.

El 30 de septiembre de 2018 es una fecha que nunca se borrará de la memoria de Ana Carrasco, ese día se proclamó campeona de Supersport 300 y demostró que con esfuerzo y convicción todo es posible. Ella insiste, cada vez que se le pregunta, en que el motociclismo puede ser un deporte mixto. Que hombres y mujeres pueden luchar en igualdad de condiciones. Y para muestra un botón, o un título en su caso. Un título que no es el final de su camino, pero tampoco fue el principio. A pesar de sus 21 años, Ana lleva desde los tres saltando piedras. Fue la primera mujer en puntuar en el CEV, en lograr una pole y una victoria en un Mundial FIM y, al fin, el título de Supersport 300, una categoría en la que ha encontrado su sitio y con la que se ha hecho un sitio en la historia del motociclismo.