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Primeras gotas de la lluvia

Para Rababe Arafi, 2018 ha sido un año inolvidable, que lo adornó con su primera medalla a nivel mundial en la Copa Continental de Ostrava y con dos oros en los Juegos Mediterráneos de Tarragona. Ha sido, con todo merecimiento, elegida como la mejor deportista árabe del año. Pero Rababe es ambiciosa y no se conforma. Una medalla en los Campeonatos del Mundo o en los Juegos Olímpicos es su próxima meta, como aseguró en As. Y no es una meta tan difícil para la mediofondista marroquí viendo su evolución en los últimos años: ha pasado de 2.12 a 1.57 minutos en la carrera de 800 metros y de 4.21 a 3.59 minutos en la de 1.500. Sus registros dicen que seguirá en el camino de las medallas.

La ambición y el trabajo son sus armas para llegar muy lejos, como ya hicieron Nawal El Moutawakel, Nezha Bidouane o Hasna Benhassi. Las atletas marroquís solían estar siempre en el podio. Rababe suma el apoyo de su esposo y atleta Fuad Kaam. Comparte su camino y está con ella en sus logros. Rababe anhelaba ser un ejemplo para su ciudad natal, Juribga, y ya está realizando ese sueño. Con 27 años, aún le faltan muchos logros para dejar huella en la historia del atletismo marroquí, africano e internacional. Esperamos que sean las primeras gotas que preceden a la lluvia de éxitos.