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Los problemas estructurales del Huesca

De mal en peor. Avanza la temporada y el Huesca no ofrece ninguna señal para el optimismo. A la espera de recurrir al mercado invernal para recomponer la plantilla, Francisco no ataja los problemas estructurales que afectan a su equipo. Se ablanda en su área y entre líneas, adolece de creatividad en los ataques posicionales y tampoco se suelta en las transiciones. El Huesca no gestiona las cuestiones básicas del fútbol. Su condición de colista comienza a explicarse por la vulnerabilidad defensiva. Ha encajado 29 goles, más de dos por partido, a causa de groseros desórdenes tácticos y equivocaciones individuales. La defensa y el mediocampo se despegan y los laterales se cierran demasiado, encontrando los rivales huecos libres desde los que proyectarse. Hasta ahora no importa el posicionamiento del bloque. Si Francisco adelanta la presión como contra el Athletic, el Huesca queda desabrigado ante envíos profundos que revelan la lentitud de sus zagueros. Pero si se resguarda más atrás no asegura la portería por su pobre contundencia. Las torpezas de futbolistas como Pulido o el lesionado Semedo, 15 errores en los goles según datos InStat, no remiten.

Las variantes. Francisco pretendió acabar con esta inconsistencia retocando el esquema. Ante Sevilla, Getafe y Alavés formó con tres centrales, dos carrileros, un doble pivote, dos extremos y un delantero. La impresión fue que el Huesca mejoró relativamente, pero aun así no le dio para vencer. En sus últimos cuatro compromisos optó por el 4-3-3 sin tino final. Aunque muy condicionado por las ausencias y el bajo rendimiento de jugadores señalados como Brezancic, que le obligarán a hacer malabarismos en la alineación, podría volver a los tres centrales por las dificultades que siempre ha tenido el Madrid ante sistemas como este.

Juego ofensivo. Los trastornos del Huesca, sin embargo, sobrepasan al dibujo. A la debilidad sin balón se añade su insuficiente poderío en ataque. Apenas genera cuatro jugadas de gol por encuentro. El Huesca del ascenso se identificó por acumular efectivos en zonas de remate y arrinconar al rival con un fútbol combinativo y punzante. Estas virtudes se han perdido en el camino, no por falta de intención sino más bien por su fallida ejecución. El Huesca trata de ser protagonista en la elaboración (34 acciones por la derecha y 26 por la izquierda), pero al final acude a centros estériles. Tampoco ayuda su inoperancia en los contraataques. El Huesca roba menos de lo que debería (61 recuperaciones) y lo hace lejos del área contraria. El Cucho, que está pagando el salto a Primera (sólo 73 duelos ganados de 223), está muy solo. Es cierto que los dos últimos encuentros ligueros han sugerido una reacción altoaragonesa. Frente al Levante disparó 30 veces y al Celta le tuvo contra las cuerdas en el inicio. La inclusión de Rivera, con fondo y llegada, ha aumentado las posibilidades. En el balón parado el Huesca sí logra equipararse al resto de conjuntos de la competición. Es el tercer equipo que más lanzamientos de estrategia promedia, con seis por choque, y ya ha marcado seis goles. Moi y Ferreiro ponen el pie y futbolistas como Etxeita aparecen en la finalización. Pero solo con esto no le alcanza al Huesca.