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LA PIZARRA TÁCTICA

La duda de siempre con Isco

Los secundarios del Madrid asumieron una cita intrascendente con el mínimo rigor exigible y despacharon el asunto con ciertos signos de rebelión ante su condición. Posiblemente la cordialidad competitiva de su rival no les sirva para invertir sus estatus actuales en los planes de Solari, pero dejaron una sensación de inconformismo regeneradora. Al menos contra el Melilla, la mejoría de Asensio en la derecha resulta muy evidente, el ajetreo de Vinicius siempre produce, la corrección de Valverde ajusta la medular (12 recuperaciones) y la dirección de Isco asoma en los metros decisivos. A nivel colectivo se advirtió una línea continuista, con una presión ordenada y un posicionamiento más organizado.

Las miradas enfocaron a Isco como interior. Con el malagueño irrumpe un problema repetido. Con independencia de su rendimiento deportivo, parece un jugador sin un puesto claro en el Madrid y ese marco le castiga aún más. Sólo Zidane le encontró un acomodo claro como punta del rombo. En el juego de ataque debe resistir esta situación, pero se resiente cuando le toca volver hacia su propio campo. Como mediapunta se podría permitir una mayor relajación en el repliegue que no se le puede consentir si actúa como interior (ver imagen inferior). Porque Solari y casi ningún técnico admiten este tipo de negligencia.

El no balance de Isco

Marcos Llorente acude a la banda en una transición del Melilla para tapar la conducción de Ruano. Su espacio habitual queda desocupado. Isco no baja y Menudo está solo. 

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