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Suecos y rumanos, las amenazas

Sorteo benévolo y, una vez alejado el fantasma de Alemania y de una atractiva selección danesa, el escollo rumano parece al menos tan complicado como Suecia y desde luego bastante más que Noruega. Los noruegos de Lagerback han ganado su grupo en la tercera división de la Liga de Naciones y ascendieron, pero con un fútbol bastante pobre. Destellos de Elyounoussi y un fenomenal acompañante en King pero tampoco mucho más, desde luego, lejos del potencial que pueden ofrecer suecos y rumanos. Y no tan lejos de una selección de las Islas Feroe que poco a poco va progresando y superando incluso a la selección maltesa.

Suecia siempre es un rival duro con su fútbol directo y defensivo. Con muy poca capacidad de creación y esa facilidad para hacer muy incómodos los partidos a rivales superiores. Con eso la selección de Jan Andersson dejó fuera a Italia en las eliminatorias para el Mundial, complicó a Alemania ya en Rusia y ascendió a la primera división de la Liga de Naciones con la propia Rusia como víctima. El 4-4-2 clásico, la defensa rígida con Lindelof-Granqvist, Larsson hombre clave a balón parado y Berg y Claesson como dos hombres de área. Estrellas de verdad, ninguna. Más talento en esta Rumanía de Cosmin Contra, invicta en su grupo de Nations League aunque le arrebató el ascenso Serbia. Stanciu, Keseru, Chipciu o Maxim piezas clave en el 4-2-3-1 habitual. Rumanía busca la iniciativa y no ha perdido ningún partido en 2018, amistosos incluidos. Y ha encontrado en Tucudean al goleador que necesitaba y que no tardará en dejar el fútbol rumano. A priori, un rival no muy lejos del nivel competitivo de los suecos y desde luego mejor que el resto del grupo.