Ellas nunca dejaron de creer
Nadie se imaginaba hace cinco años hasta dónde ha llegado el fútbol femenino. Ni el Atlético. Porque, no hace tanto, dos mujeres soñaron con hacer un equipo que pelease por todo. Lucharon contra viento y marea. Lola Romero y María Vargas lo hicieron posible porque nunca dejaron de creer. Primero lograron implicar al Atlético en el proyecto. Armando un equipo cada vez mejor y apostando por una cantera que sería el futuro. De ahí salieron Amanda Sampedro o Jenni Hermoso, hoy estrellas. Fueron subiendo peldaños y cumpliendo sueños. La capitana es el icono de ese anhelo que se hizo realidad. Creció dando patadas a un balón con un sólo objetivo: jugar en el equipo de su vida. Amanda soñaba en rojiblanco y ha podido defender los colores de su equipo en su estadio, ante su afición. Un sueño que tienen muchas niñas y las colchoneras pueden lograrlo. Otras muchas aún no. Esa es su gran victoria.
El Atlético ha crecido, como el fútbol femenino, muy rápido en los últimos años. La fuerte implicación de la Federación Española, LaLiga, los clubes e Iberdrola ha conseguido que hoy este deporte no sea un desconocido. Entró en las casas y en la vida de los amantes del fútbol. Ahora, ver a una chica jugar no es algo raro. Es una normalidad que llega gracias a ellas, a las jugadoras que han luchado desde el inicio. Abrieron el Calderón y hubo ambientazo. También consiguieron que 22.000 almas fueran a verlas al Wanda Metropolitano. Y conquistaron los corazones rojiblancos a base de fútbol. No dejaron de creer y hoy es una realidad...