Un apellido que deben bautizar los socios del club
Viene de lejos. Hace un año Catalunya Ràdio desveló que el gigante farmacéutico Grífols, una empresa que se fundó en 1940 como un laboratorio modesto y que factura 4.000 millones de euros con 500 millones de beneficio anuales que convierten a la familia propietaria de la empresa farmacéutica en la tercera fortuna de Catalunya y la décima de España, estaba en negociaciones con el Barcelona para asumir el patrocinio del nuevo estadio pagando 400 millones de euros para que el Camp Nou llevara el apellido que ellos decidieran (no necesariamente el suyo) durante 20 años. Fue desmentido de inmediato, pero meses después, el tema vuelve a estar en las portadas después de que RAC 1 explicara que el acuerdo está muy cercano.
Negocio brutal. Teniendo en cuenta que el coste total del proyecto Espai Barça está tasado en 600 millones de euros, que una empresa adelante 400 es un manantial en el desierto. Eso supone 20 millones anuales. Es decir, un contrato descomunal. Hasta ahora, el récord en el campo de los naming rights corresponde a los New York Mets que cobran 18 millones para que el antiguo Shea Stadium se denomine Citi Field. Los Brooklin Nets, por su parte, cobran 17 de Barclays y los Dallas Cowboys 17 de AT&T. El contrato, de confirmarse, es un bombón.
Tercer patrocinador. Grifols se convertiría en el tercer patrocinador del club tras Nike (105 millones anuales) y Rakuten (55). Pero lo que no está claro es si Grifols impondría su nombre o bien negociaría los derechos. Entre los que conocen bien a la familia, apuestan por la segunda opción.
Discreción ante todo. La fortuna Grifols ha pasado de ser familiar a cotizar en la bolsa española desde 2006 y en 2011 cotiza en Wall Street en el selecto Nasdaq y se gestiona mediante un fondo de inversiones, Scranton Enterprises, con sede en Amsterdam. No es esta la primera vez que la empresa, sin embargo, se vincula al deporte. Hace poco asumieron la deuda del Joventut, equipo de baloncesto de Badalona, e invirtieron 1,5 millones de euros en RealTrack Systems, la empresa almeriense que monitoriza con geolocalización los chalecos que llevan en los entrenamientos los jugadores aportando datos inmediatos. Pero ojo, que este acuerdo debe de ser ratificado por los socios, que últimamente no parecen estar demasiado por decir amén.