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Esto duele, Argentina

Soy argentino y vivo en España. Me siento argentino. Muy argentino. Pero, tener que explicar una y otra vez que lo que pasa en nuestro fútbol es algo esporádico, cansa. Cansa mucho porque por el mundo ponen imágenes del fútbol argentino cuando hay incidentes, y esto no debería ser así. Con la final de la Copa Libertadores teníamos la posibilidad de mostrarles algo diferente, que Argentina estaba preparada para esto.

Jugadores, dirigentes, entrenadores, todos daban señales para que no sucediese nada. Había que 'bajar los decibeles', como decimos nosotros. Ellos cumplieron. La mayoría de hinchas, también. Pero siempre hay una minoría, tanto de un lado como de otro. Esta vez fue River, pero en el 2015 nos pasó a nosotros, con Boca. Esta gente no debería formar parte del fútbol argentino, pero la sociedad también tiene que cambiar.

No podemos defender todo con la pasión. Podemos ser apasionados pero ser consecuentes con los hechos. Hay situaciones que sobrepasan todo. El video del hincha de River hablando sobre su hermano hincha de Boca muestra el verdadero fútbol argentino, el que todos queremos.

Lo que pasó este fin de semana es una vergüenza para nosotros. Para todos nosotros, para nuestro país, para nuestra sociedad. La imagen que se está dando al mundo no debería ser esta. Hay que limpiar y reorganizar todo, es imposible que un operativo policial termine con una docena de policías custodiando a los jugadores de Boca y dejando liberada la zona para posibles altercados. Es inadmisible. La gente de River que tuvo que esperar más de seis horas en el estadio, sin saber si el partido se jugaba o no, tampoco merecía eso; al igual que los hinchas que fueron atracados a la salida del Monumental, o los que sufrieron los robos en las inmediaciones. Todo, ante la pasiva mirada de la policía. Eso también es inadmisible.

Y es una vergüenza que una organización como la Conmebol dudase si suspender el partido, tanto el día sábado como el domingo. Con varios jugadores de Boca con problemas de visión, de respiración, cortes por culpa de los cristales, tanto la Conmebol como la FIFA presionaron para jugar. Dos organizaciones de ese calibre no pueden dudar en situaciones así, tienen que actuar en defensa del jugador, del que genera el espectáculo. Sin los actores, ellos no existirían. Y lo tendrían que saber.