El efecto de tres en raya
Pocos comentaristas de las transmisiones futbolísticas habrán jugado de portero. Lo noto mucho en sus comentarios acerca de los goles. (Y excluyo a Santi Cañizares, claro).
Lo percibo sobre todo en cómo culpan al guardameta de fallos que son responsabilidad de uno o varios defensas.
Quienes desde niños nos hemos desempeñado bajo los palos (y todavía a esta edad ocupamos voluntariosamente cada semana esa posición en partidos entre compañeros) solemos ver los goles desde otro punto de vista.
Me sorprende que en las transmisiones no se use un concepto muy descriptivo que sirve para señalar los fallos de posición de los defensas cuando se produce un lanzamiento desde la zona frontal del área. Me refiero al "efecto de tres en raya" (que a veces son "cuatro en raya" y hasta cinco).
Tal efecto se da cuando entre las "fichas" del lanzador y del portero se interpone una tercera que anula la visión de éste, de modo que no ve el golpeo del balón y se lo encuentra cuando ya lo tiene encima.
Así sucedió, por ejemplo, con el primer gol del Atlético al Real Madrid en aquel 4-0 de febrero de 2015, cuando entre Tiago Mendes y el portero, Iker Casillas, se interpusieron nada menos que tres defensas para tapar la parte central de la portería (de la que ya se ocupaba el arquero) y con ello lo dejaron sin opción de reaccionar. (Véase la imagen que acompaña a este texto).
De ese modo, Khedira, Varane y Nacho causaron el "efecto de tres en raya" (en este caso, "cinco en raya", incluidos el balón y Casillas).
Por tanto, ahí la culpa no fue del portero, a pesar de que casi todos los comentaristas la volcaron sobre el legendario guardameta.
A menudo se explica en las narraciones, sí, que el cancerbero estaba tapado; pero se omite que el responsable de ello no era un delantero, sino un jugador del propio equipo que no se había situado bien.
El "efecto de tres en raya" se produce por tanto cuando el defensa no está muy próximo al delantero que dispara, sino a unos metros, y su cuerpo oculta a la mirada del portero el golpeo del balón. Lo ideal en esos casos es que el defensor elija tapar un lado de la portería (el que quiera), en vez de quitar la visión a su guardameta. Con eso, si lo hace bien, reducirá las posibilidades de gol.
"Tres en raya". Ahí queda.