La idea tan particular del Eibar
Se presenta el Madrid en Ipurua ante uno de los equipos más característicos a los que se podría enfrentar. Cuatro temporadas con Mendilibar han dado una reseñable estabilidad futbolística al Eibar. La personalidad del técnico se mimetiza en el bloque. El conjunto armero fusiona una propuesta directa, con un domino real de la segunda jugada y acometidas constantes por los costados. A partir de esta estrategia, acomoda su mentalidad, netamente ofensiva. Según datos de InStat, no hay equipo que ataque tanto en LaLiga (109 acciones por partido). Con independencia de que actúe con 4-4-2 o 4-2-3-1, el sistema que empleó en sus dos últimos encuentros, el Eibar persigue asentarse en terreno rival con balones verticales hacia sus referencias y apoderarse de la descarga para empezar a construir en posiciones avanzadas. Los datos reafirman su éxito: 64% de efectividad en los envíos en largo y 34 rechaces ganados en campo contrario. Si los centrocampistas del Madrid no atienden al balón dividido, asomarán los problemas para los de Solari. Mendilibar pretende encontrar situaciones de cuatro contra cuatro (delanteros y extremos frente a la línea defensiva) o dos contra dos en las alas.
Desde ese contexto, resulta evidente la voluntad del Eibar de trasladar el balón a las bandas (40 ataques por la derecha y 34 por la izquierda). El conjunto vasco ejecuta hasta 23 centros al área por choque y cuenta con jugadores que cargan perfectamente el remate (Enrich, Charles, Jordán...). La ubicación tan alta de los laterales y su relación con los extremos articulan esta idea. La explosividad de Rubén Peña, un delantero reconvertido a lateral con Mendilibar, es uno de sus signos diferenciales. Los pivotes buscan encontrarle con desplazamientos continuos hacia su lado. Este estilo tan tremendista no significa que el Eibar no quiera el balón. Al contrario, sólo ambiciona tenerlo lejos de su portería. Es el cuarto equipo con más posesión (58%).
La filosofía tan agresiva del Eibar se extiende a su actitud sin balón y favorece la rápida recuperación. Para Mendilibar es innegociable la presión tras pérdida. Los futbolistas cercanos a la acción saltan sobre el rival y los demás basculan y ajustan el bloque para cerrar las líneas de pase. Nadie roba tan arriba como el Eibar. La distancia media a la portería rival en el momento que recupera se sitúa en 69 metros. La apuesta exige un nivel de intensidad en las disputas elevado, algo que también es distintivo en el equipo armero.
Las dificultades aparecen cuando el plan se le cae. Si la coordinación colectiva falla o se produce el acierto técnico del adversario en la iniciación de la jugada, el Eibar queda desarmado ante la amenaza de las transiciones. En las bandas se agrieta en ocasiones al salir los extremos en zonas interiores. El Madrid parece haber restaurado su tradicional productividad a la contra (cinco goles). Asimismo, también se descompone por dentro a la espalda de los pivotes. Aspas reveló esta carencia en el 4-0 del Celta de hace tres jornadas. Las apariciones de Benzema entre líneas podrían estirar al Madrid en un compromiso que lo necesitará. Mendilibar ha logrado que el Eibar sienta a lo que juega.