SIN CADENA

Resfriados, virus y enfermedades: ¿parar o seguir entrenando?

A veces, caer enfermo es inevitable. Una vez que ya no es posible prevenir, curar bien es fundamental poder subir de nuevo a la bici sin resentirnos

Tim De Waele

Bueno, amigos y amigas. Pues resulta que me he resfriado. Mi gozo en un pozo. Hace como tres años y pico, en enero, cogí una neumonía que me tuvo un mes en cama y tras la que no pude montar en bici hasta finales de marzo. Tan bestia fue, que tuve que dormir sentado durante más de dos semanas. Y desde entonce, cada vez que entra el otoño caigo. Como soy un tipo caluroso

Todo esto a cuatro semanas de que se celebre el Pavo, pero espero que no me retrase. Ir, vamos a ir. Otra cosa es llegar decente o ridículo. A día de hoy, me vale con estar entre ambas, lo más lejos posible de la segunda. El caso es que la semana pasada hice ya las primeras series y la cosa no va del todo del todo del todo... del todo mal.

El caso es que todo esto del resfriado me trae una idea para comentar en el post de hoy. ¿Qué podemos hacer cuando estamos resfriados, o tenemos un virus o una enfermedad? ¿Debemos parar o podemos seguir entrenando con cierta normalidad? Bueno, pues vamos a verlo. Vuelvo a lo que digo siempre: sentido común, cabeza y 'luces', como decimos en mi tierra. Lo primero, si hay fiebre de por medio, lo mejor es olvidarse de la bici y centrarse en descansar y recuperar hasta que desaparezca. Eso por un lado.

Pero, ¿y si no hay fiebre? Bueno, pues entonces todo depende de lo que diga el cuerpo. Está demostrado que el ejercicio físico moderado mejora el sistema inmunitario. Es decir, nos fortalece. E incluso que cuando uno tiene unos síntomas de resfriado más o menos leves -algo de congestión, molestia de garganta, lo típico- ese ejercicio pone a trabajar los glóbulos blancos y ayuda a eliminar toxinas. Repetimos: ejercicio moderado. Una horita a intensidad media-baja y, sobre todo y más en esta época, bien vestidos contra el frío y tapándonos la garganta y las extremidades para que no se vaya el calor.

Otra cosa importante cuando estamos 'tocados' es no hacer paradas largas a mitad de entrenamiento. Es decir, acortamos la sesión y no nos paramos para no quedarnos fríos, porque eso puede ser todavía peor. Y una vez terminemos, a casa y a la ducha y a seguir bien abrigados para mantener la temperatura del cuerpo. Se trata de extremar precauciones.

Sí es desaconsejable hacer una sesión muy dura, porque ese efecto estimulante que tiene el ejercicio físico en el organismo y el sistema inmunológico, se vuelve agresivo cuando llevamos al cuerpo al límite. Además, cuando estamos acatarrados el pulso sube y traspasar la línea roja no es tan complicado, porque es una línea delgada, así que es preferible ser un punto conservadores -incluso aunque nos sintamos bien- que jugársela. Si nos 'colamos' tendremos el cuerpo más cansado, el 'bicho' nos atacará con más fuerza y encima las defensas estarán más bajas. Combo.

También estamos hablando en este caso de un resfriado, para el que se recomienda agua, paracetamol y no mucho más. Si acaso, la miel para la garganta. Si hablamos de una amigdalitis o algo que necesite antibióticos, la cosa cambia y es mejor el reposo.

¿Mi experiencia personal? Bueno, en mi caso cuando me levanto -como hoy- un poco acatarrado suelo dejar este primer día de descanso total, salvo estiramientos, y ver qué tal la evolución. Si al día siguiente me levanto igual o mejor, entonces sí que salgo siempre que el tiempo no sea muy adverso, porque salir bajo la lluvia es un riesgo innecesario. Si me levanto peor, toca recuperar. Básicamente todo se basa en escuchar a tu cuerpo, ver que la meteorología no nos dé un mal rato cuando estemos 'vendidos' a mitad de ruta y tener en cuenta que, en el peor caso, es sólo cuestión de cuatro o cinco días.

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