Godín, la temeridad, el éxito y el heroísmo

Hay jugadas o gestos que quedan para la posteridad, para la historia de un club. Y aunque la trascendencia del partido ayuda a resaltarla, la actitud de Godín a mí se me quedará grabada para siempre. Y es que aunque estemos tan sólo en la jornada número 12 de Liga, no hay que restar ningún valor al central uruguayo. En su momento, que le pusieran arriba me pareció una imprudencia, corriendo el riesgo de agravar la lesión. Con los problemas de lesiones en los centrales que arrecian en los rojiblancos, me pareció más una temeridad que una solución. Sin embargo los argumentos del Cholo tuvieron su lógica: crear confusión entre los defensas del Athletic. Ya que, aunque estuviese roto, no lo iban a dejar solo por si remata, y eso alivia a un compañero y provoca que no haya superioridad del rival. Pero del dicho al hecho, luego hay orgullo, pasión y dos muy gordos. Eso es lo que demostró el uruguayo para aguantar, arriesgar y encima provocar una falta y marcar un gol que daba una victoria importantísima.

En un partido donde faltó frescura, los rojiblancos formaron con el mismo centro del campo más Griezmann que en la Champions, lo que no sirvió para romper el buen entramado defensivo del Athletic. Los vizcaínos notaron su clasificación quitando a los dos jugadores que más inquietaron a los rojiblancos, la brújula Beñat y la gacela Williams. Es la era Simeone y quien mejor que uno de sus generales para demostrarles a los Gelson, Arias, Kalinic, Lemar y Rodrigo que en este club se cree. Como diría mi compadre Laurence Sterne, “la temeridad cambia de nombre cuando obtiene éxito. Entonces se llama heroísmo”. Y de apellido “Godín”.