Lucas, Mariano y la confusión del Madrid

Ni el abrigo de la Champions revitaliza a un Madrid absolutamente desorientado, inerme en ataque y quebrado en defensa. Al CSKA le bastó con la irresponsabilidad de Kroos y la pierna floja de Varane y un acto de resistencia, postura con la que está poco familiarizado en su campeonato doméstico, para estirar la crisis blanca. El Madrid ha caído en la monotonía futbolística con posesiones abrumadoras a las que les falta sustancia. En Luzhniki se llenó de balón (776 pases), arremetió por los flancos (75% de jugadas de ataque) y siguió peleado con el gol. No ha marcado en los tres últimos partidos pese a disparar en 61 ocasiones. Asensio no acaba de romper nunca en jugador constante y apenas enlaza con el siempre dudoso Benzema (sólo se intercambiaron tres pases entre ambos).

Goncharenko apostó por un sistema de tres centrales, con Oblyakov como sorprendente carrilero, y un bloque bajo para solidificar su estructura. El CSKA sobrellevó con entereza la insistencia ofensiva blanca, cerrando los pasillos interiores y obligando al Madrid a centrar desde las bandas. Los de Lopetegui ejecutaron hasta 32 envíos laterales. La salida de Mariano mejoró la recepción de este tipo de centros. El delantero hispano-dominicano tocó los mismos balones que Benzema en el área (seis) en 58 minutos menos. No encaja la sustitución de Lucas Vázquez con la entrada al mismo tiempo de Mariano. Son dos futbolistas condenados a beneficiarse mutuamente. Es este un distintivo de la confusión que se abalanza sobre el Madrid.

Sólo una referencia en el área

Lucas recibe abierto en el costado y se dispone a centrar. Sólo Benzema carga en zona de finalización. Ni Ceballos ni Asensio aparecen.