Padre, mil gracias por todo
Gracias padre Daniel! Nunca te podré olvidar. Hace 25 años me diste la felicidad al casarme con mi mujer Pilar y siempre te llevaré en el corazón. Tu amor al Atlético me llevó a la dicha de haberte conocido y, sobre todo, de haber aprendido de tus mejores enseñanzas. De fidelidad a una idea y de saber escuchar los latidos de tu corazón. Siempre has estado en las entrañas del Atleti para saber arropar a los jugadores y a los diferentes estamentos de la entidad en los momentos más complicados. Lo que nunca se te ha sabido valorar es que cuando se te llamaba a tu puerta, nunca la cerrabas para nadie.
Siempre dabas el consejo apropiado y, sobre todo, ofrecías tu hombro para escuchar a la gente con problemas. Todos los atléticos estamos apesadumbrados y llorando por tu ausencia. El homenaje del brazalete negro ante el Getafe es la demostración de todo lo que te queremos. Va a ser una pérdida casi imposible de superar. En los días de partido los rivales y hasta el colectivo arbitral siempre sabían que había una persona que les iba a recibir con una enorme sonrisa.
Padre Daniel, has sido la gran estrella que he conocido en el Atlético en mis 61 años de edad. Ahora siempre miraré al cielo para que nos eches una mano en los momentos de mayor apuro, en los partidos decisivos... Sé que tendremos un gran aliado para que llegue esa Champions en el Wanda Metropolitano. Tus mayores logros no hay que colocarlos únicamente en la balanza deportiva, sino en la humana. Gracias a ti los colchoneros seguimos luchando por ser las mejores personas posibles y ofrecerte el regalo que te mereces.