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LA PIZARRA TÁCTICA

El despertar moderno de España

España redondeó su despertar alegre con Luis Enrique en una exhibición goleadora y de múltiples registros sin perder un gramo de la esencia que le representa. Al margen de algún mareo defensivo en los minutos iniciales, aprisionó el partido bajo coordenadas muy reconocibles como la posesión (70% y 818 pases), más el añadido de los cambios de orientación, los balones en largo y los remates desde media y larga distancia. Fue una mezcla de recursos incontenible, propia de estos tiempos, para una Croacia ferial que dimitió demasiado pronto. 

A diferencia de Wembley, los jugadores llamados a ocupar las bandas (Asensio e Isco) se centraron más para airear las incorporaciones de Carvajal y Gayá. El lateral derecho se soltó con mucha facilidad de un perezoso Perisic y España sacó a Croacia del carril. Los desplazamientos profundos y los cambios de lado a lado agrietaron la fachada croata. La Selección intentó hasta 34 balones en largo. En el Mundial sólo promedió 22 por encuentro. La verticalidad general, desde Ramos a Rodrigo y simbolizada en Saúl y un magnífico Asensio, desencadenó la acumulación de opciones en los últimos metros. La carga rematadora (15 disparos) fundió a Croacia y terminó por encumbrar a una España con otra cara gracias a Luis Enrique. Es un mérito mayor tras el fracaso mundialista. En Londres y en Elche se ha actualizado.

El gol de Saúl

La jugada de España en el 1-0 define su estilo camaleónico. El gol llegó tras una secuencia de 19 pases en 68 segundos. El envío en largo de Ramos para Carvajal marcó la diferencia. Cuatro futbolistas (Asensio, Rodrigo, Isco y el goleador en Saúl) en el área a la espera del centro.

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