El pecado de Vinicius
Vinicius Junior aún no ha disputado un solo minuto oficial con el Real Madrid y ya genera polémica. Porque Vinicius es culpable, pero de ser muy bueno. Busquen y rebusquen, minuto a minuto, frame a frame, el Atlético B-Castilla del pasado domingo y no encontrarán ninguna justificación en la actitud del brasileño para el tsunami de faltas que recibió. Hasta ocho en la primera parte. Una cada cinco minutos y medio. Paciente, sólo perdió los nervios cuando el rojiblanco Tachi, después de hacerle una llave, emuló a Mike Tyson y acudió a la famosa dentellada. Un gesto de frustración para con un Vinicius que estaba siendo, sencillamente, imparable. Acudir a la rivalidad vecinal para excusar esa agresión en un mini derbi es otro ejemplo más de cómo las redes sociales esparcen su estiércol sobre este deporte. Lo más edificante es leer al propio Tachi: “No me siento orgulloso de lo que hice, no refleja cómo soy, ni los valores que inculca el Atlético, no es un ejemplo para los chicos”. Chapeau.
El Madrid reservará a Vinicius para las benignas condiciones de los partidos en Valdebebas y está en su derecho. Es una inversión de 45 millones de euros (más su salario). Quiere que se adapte a Madrid y al Madrid, no que sea una diana de 18 años cada fin de semana. Odegaard, el anterior futbolista mediático del filial blanco, nunca recibió un marcaje así. El club ya tenía la intención de no sacar a Vinicius fuera de casa, principalmente por los campos de césped artificial y el riesgo de lesión, pero el mini derbi confirmó su decisión y más viendo cómo el asunto del mordisco se fue de madre y pasó incluso a una sarcástica campaña publicitaria del Unión Adarve, el rival de este domingo. Lo del Madrid no es un capricho ni una pataleta, es previsión. El único pecado de Vinicius es ser demasiado buen futbolista para la Segunda B. Y no disimularlo.