Modric sí tendría quien le llorara

Está el seguidor del Madrid en vilo por culpa de Modric. Ni la salida de Cristiano ha generado un poso de preocupación en el madridismo como el posible adiós del croata. Al margen del portugués, cuya huella será imborrable le pese a quien le pese, el talento de Modric ha dado sentido a un equipo acaparador de éxitos. A falta de un reconocimiento como estrella global, su extraordinario Mundial ratificó su figura en caso de que alguien tuviera alguna duda. Para ser justos pocos las tenían. Modric es un jugador de notable identificación que siempre ha llenado los ojos de los aficionados. Su trascendencia en el juego aúna el elogio generalizado, aunque casi nadie se atreviera a colocarle entre las grandes personalidades del fútbol actual.

Por ahí se entiende el estado de pánico del madridismo. Modric se quería ir del Madrid, quizá aún quiera, aunque él mismo sepa la dificultad de que su deseo tome forma. Todo tiene su explicación. Las oportunidades de jugar en otra gran Liga (Italia) y confirmar su magnitud en otro club de renombre (Inter), con pasaje a China posterior, ofrecían a Modric un desafío atractivo. Ha ganado todo en el Bernabéu y su retribución económica dista de las de otros jugadores menos relevantes, una disparidad injusta que seguramente el club blanco ataje en los próximos días. El Madrid, por ahora, cumple con su parte. Remitirse a la cláusula (750 millones de euros) es la decisión lógica, más si cabe tras las espantadas de Zidane y Cristiano. Aun así, el episodio Modric reunía los ingredientes para ser todavía más traumático.

Por obligación o cambio de parecer, Modric parece que seguirá en la entidad blanca. Desde la óptica puramente futbolística, su continuidad resultaría la noticia más importante para el Madrid. Su inteligencia, criterio, despliegue y compromiso no se aprecian en ninguna posibilidad que le pueda abrir el mercado al conjunto madridista. Tampoco se atisba un ápice de decadencia en un jugador que va a alcanzar los 33 años. Conmovedor fue su torneo mundialista con Croacia con tres prórrogas incluidas. Además, es Lopetegui un entrenador en cuyo sistema prevalecen los futbolistas de buen pie y dinamismo. Espera el madridismo un gesto público y definitivo de Modric que cierre las puertas de su salida. Quizá nunca se produzca. Al croata siempre le gustó explicarse sobre el campo. Es la esencia del juego, diferencial en este Madrid. Modric sí tendría quien le llorara.