Fernando Carro, Domingo Ramón y un hipódromo en Oxford
Fernando Carro logró en la noche del jueves una magnífica medalla de plata en los 3.000 metros obstáculos del Europeo de Berlín. Una especialidad bella y dura, una distancia de mediofondo, pero salpimentada por obstáculos y rías, en las que hay que saber saltar los obstáculos. Una especialidad que puede ser peligrosa. Pero, ¿dónde y por qué nació?
Pues la idea surgió en el hipódromo de Oxford, allá por el otoño de nada menos que 1850. Cuando en España no se sabía apenas qué era el deporte, en las Islas Británicas ya practicaban casi de todo e innovaban constantemente. Por la mañana hubo una carrera de obstáculos para estudiantes de la universidad, con caballos, y los corceles salieron revoltosos, derribaron a no pocos jinetes y la cosa fue muy accidentada. Hasta el punto de que Halifax Wyatt, del College de Exter, declaró: “Antes de montar de nuevo a estos caballos, prefiero correr a pie dos millas con obstáculos”. Y le tomaron la palabra.
Unos días después se celebró la primera prueba en Binsley, sobre esas dos millas (3.218 metros), campo a través y con la distancia jalonada por obstáculos de todo tipo, entre los que había barreras, riachuelos, barro y charcos diversos, en un terreno absolutamente impracticable. Compitieron 24 atletas, todos ellos universitarios, alentados por centenares de estudiantes de Oxford, con pantalones de franela y calzado de cricket. Venció Wyatt, el autor intelectual de la prueba (la vida, a veces, en justa), y la experiencia tuvo tal éxito que se repitió a partir de ese momento, hasta que se trasladó a las pistas (sobre 3.000 metros), se reglamentó en profundidad y, finalmente, fue a pasar a dominio keniano.
Pero este de Berlín es un Europeo y aquí ha brillado Fernando Carro, un extraordinario atleta. Séptima medalla española de la especialidad en los continentales. La primera la consiguió Domingo Ramón Menarges en Atenas 1982, por detrás sólo del alemán occidental Patrick Ilg y del polaco Boguslaw Maminski. Por cierto, el año anterior había muerto en accidente de tráfico Bronislaw Malinowski, oro olímpico en Moscú, cuando tenía 30 años. Los medallistas quisieron hacerle un homenaje en el podio y Domingo Ramón solicitó a quien esto firma que hiciera las gestiones ante los organizadores, pero, a pesar de la insistencia, no hubo manera. Y es que Malinowski, partidario incondicional de Lech Walesa y enemigo de la represión soviética, era buen amigo de todos y especialmente de los españoles, porque a veces se entrenaba en Madrid y chapurreaba el español