El Barça acusa el revés de Griezmann

Mientras el Madrid disimula el agujero de Cristiano con una lluvia fina de presentaciones menores, el Barça vive un verano gris. Su gran baza era Griezmann, que encima se ha superacreditado con el Mundial, y parece que no había plan ‘B’. Los fichajes anunciados hasta ahora, el central Lenglet y el medio Arthur, no dicen mucho. Lenglet es bueno, pero viene para respaldar a dos titulares, Piqué y Umtiti. De Arthur se sabe poco. En el Mundial no ha estado. La afición de un equipo que en la media tiene a Busquets y a Rakitic necesita algo más para emocionarse, habida cuenta también de que Paulinho ha regresado a China, en una operación misteriosa.

En el fondo, el Barça arrastra las consecuencias de la precipitación con que aventó el fabuloso ingreso por la venta de Neymar. Corrió a comprar a Coutinho, que al menos sí apunta cosas que permitan suponer que puede ser jugador del Barça, y a Dembélé, aún una incógnita que el Mundial no ha ayudado a despejar. Fue un gasto tremendo, el mayor golpe inflacionario del mercado, por encima de Neymar, más caro, pero que era, en el momento de su venta, la única gran alternativa posible al duopolio Cristiano-Messi. Dembélé todavía no es más que una promesa. La alegría con que se dio rumbo a los 222 millones que dejó Neymar se hace sentir ahora, al salir al mercado.

Eso y Messi. Con su última renovación, en las cuentas del Barça el coste de plantilla alcanzó el 85% del presupuesto, algo que va más allá de todo límite razonable. Se podría aliviar con salidas, pero aún no hay destinos para los André Gomes, Aleix (quizá el Sevilla), Alcácer, Douglas, Marlon, Rafinha, Digne, Yerry Mina... En casi todos los casos, el problema son sus fichas, que nadie puede pagar. Con todo eso junto, este verano del Año Primero Tras Iniesta se le está haciendo cuesta arriba al Barça que, eso sí, ganó el doblete, pero que no ve forma de refrescar la plantilla y relanzar la ilusión. Griezmann eligió quedarse en el Atleti y eso desbarató todos los planes.