Lim es el mismo; Alemany y Marcelino son la diferencia

La renovación de Marcelino, tras mucho hablar de ella, llegó de forma furtiva. A mediodía de un caluroso día de julio y con la afición pensando en el fichaje de Guedes. Pero la renovación llegó, que es lo que cuenta. Acuerdo por un año más de lo que tenía firmado, lo suficiente en el actual mundo del fútbol para hablar de continuidad. Sobre Marcelino girará el Valencia hasta 2020. Sobre él y Mateu Alemany, que fue quien apostó por el asturiano, con la venía de Lim.

Lim ha encontrado en el trío Anil, Alemany y Marcelino lo que, echando la vista atrás y fuera de trincheras, andaba buscando desde su primer día por Mestalla. Ellos tienen la sintonía y el consenso que (por culpa de quien fuera, no es el caso ahora) fueron incapaces de tener Amadeo Salvo, Rufete y Nuno. Lim, de hecho, les reunió un día en Paterna y les insistió a voz alzada en eso: consenso. Pero no hubo forma, como tampoco después entre Pitarch y Ayestarán ni Prandelli. La idea de proyecto de Lim es la misma; Alemany y Marcelino son la diferencia.

Marcelino afronta ahora su segunda temporada en el Valencia. La del Centenario del club. Y firma por una tercera. Peter Lim, Anil Murthy y Mateu Alemany entendieron el lunes en Turín que había llegado la hora de cerrar y anunciar la ampliación de Marcelino. Su renovación es sinónimo de proyecto, más ahora que se pelea por Guedes y por otras piezas básicas. La renovación del técnico es una razón más de peso para que los jugadores den el “sí”. Su continuidad da credibilidad al proyecto. Sus datos y hechos están ahí. El Valencia vuelve a ser creíble, virtud que fue perdiendo el proyecto de Lim por (des) gracia de alguno de los antecesores del asturiano.