LA PIZARRA TÁCTICA
El perdón de Inglaterra y el valor de Perisic
Croacia extremó su capacidad de superviviente en este Mundial y acabó con el sueño de Inglaterra. A falta de la partitura de Rakitic y Modric durante muchos minutos, de menos a más ambos, la selección de Dalic se animó por los costados con un fútbol pasional y una actitud heroica. Realizó hasta 32 centros al área, 51 jugadas de ataque por la izquierda y 48 por la derecha. La victoria se domicilió en la figura de Perisic. Goleador, asistente y con peligro en muchas de sus acciones (74 en total), levantó a Croacia a partir de sus conducciones y despliegue físico. Su lectura en el 1-1, al margen del posible juego peligroso, fue inteligente. Entendió la debilidad de Walker y Trippier para cerrar las marcas y no vaciló en acudir a la finalización con todo. Croacia, despersonalizada en todo el primer tiempo, creció y se empezó a acostar sobre Rakitic y Modric, muy imprecisos hasta ese momento.
La gloria de Croacia también fue el demérito de Inglaterra. No pudo entrar mejor al partido. El gol estupendo de Trippier la asentó casi antes de que empezara el duelo y tuvo la posible sentencia en distintas fases. Con la bala de Sterling y las apariciones entre líneas de Alli y Lingard reunió varias ocasiones relevantes, pero careció de tino en la definición. No contó con Kane, negado en el área. Croacia estaba noqueada. Brozovic no dio estabilidad, Rakitic se descolocaba y Modric no se integró en el aparato defensivo. El perdón de Inglaterra revivió el espíritu de una Croacia histórica.
La distensión de Stones
Sufrió Inglaterra importantes desconexiones defensivas a partir del segundo tiempo. Los errores individuales de Trippier, Walker, Stones o Maguire vendieron a los de de Southgate. La tacha más flagrante resultó la actitud de Stones en el gol decisivo de Mandzukic. El central del Manchester City se relajó en la marca y permitió el remate del delantero croata. Antes ya había patinado en un centro lateral desde la izquierda y en la ocasión de Perisic que tropezó con el palo.