LA PIZARRA TÁCTICA
Deschamps ganó a Roberto Martínez
Francia y Bélgica regalaron un partido magnífico, ejercitado por dos equipos talentosos e influenciado por los banquillos. Deschamps y Roberto Martínez fueron protagonistas desde diferentes perspectivas y con resultados contrarios. Le salió bien el plan al seleccionador galo. Francia no dudó en replegar en bloque medio y en dejar salir a los centrales belgas. De inicio, Alderweireld, Kompany y Vertonghen oficiaron como constructores, una labor muy alejada de sus cualidades principales (73 pases entre Alderweireld y Kompany). Bélgica no tomó riesgos con balón, a excepción de alguna pérdida evitable de Dembélé, y trasladó las posesiones a las bandas con la intención de prevenir las transiciones de Francia. Demasiados pases de conservación (270). Encontró el camino con Hazard, otra vez imponente. Mbappé, descolgado, desatendía el balance defensivo y Pavard tuvo que afrontar numerosos unos contra uno con el futbolista del Chelsea. Desde su regate, 17 en total, tuvo Bélgica sus mejores posibilidades.
Roberto Martínez combatió la ausencia de Meunier con un sistema muy particular. En fase defensiva, Bélgica se colocaba bajo un 4-3-3, pero en ataque lanzaba a Chadli como extremo y Fellaini se situaba casi a la altura de Lukaku. La maniobra respondía a la peligrosidad de Mbappé con espacios. Vertonghen no le soltó nunca durante el primer tiempo y el extremo no pudo romper en velocidad, aunque sí suministró un pase milimétrico a Pavard que Courtois neutralizó con una gran parada.
La estrategia desequilibra de nuevo
Definitivamente este es el Mundial de la estrategia. Francia estará en Moscú con un gol de lanzamiento de córner. Griezmann puso un balón medido en el primer palo, justo en el área pequeña, la zona más habitual donde los bleus mandan sus centros desde la esquina (58% del total). Umtiti se desembarazó de la marca de Alderweireld y se adelantó también a Fellaini, que defendía en zona. El 43,6% de los goles del torneo han sido a balón parado (69 de los 158).