A Cristiano le ganó la ovación unánime en Turín

Cristiano tenía su mente en blanco (su amor por el Madrid ha quedado patente desde que aterrizó en 2009) hasta que llegó ese partido de Turín ante la Vecchia Signora. Corría el minuto 63 en el Juventus Stadium. Carvajal trazó un centro medido desde la derecha y el portugués se levantó paralelo el cielo de Turín para firmar una chilena prodigiosa. Buffon acompañó con la mirada el balón. No pudo reaccionar. El impacto fue tal que, pasados unos segundos tras el shock, espontáneamente los 42.000 tifosi que abarrotaban el estadio bianconero irrumpieron en una ovación sincera y admirativa al que había sido su verdugo con una obra de arte. Cristiano, más emocional de lo que la gente imagina, se dirigió a la grada con gestos de agradecimiento y se tocó el corazón con una reverencia. Los que le rodean avisan de que ahí empezó el idilio entre el portugués y el campeón de Italia.

De hecho, al terminar el partidazo del vigente Balón de Oro (marcó dos goles al equipo de Allegri), el jugador dio pistas sobre el que podría ser su futuro destino: “La Juve me gustó siempre desde niño. Por aquí han pasado grandes del fútbol. ¿La ovación de la grada? Ha sido un momento top. Que te aplauda la grada del rival se te queda en el corazón. A todos los italianos que estaban en el estadio les digo: grazie!”.