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El llanto de Neymar, la catarsis de Brasil

Inglaterra mandó el recado en noviembre del año pasado. Aquel 0-0 fue la primera vez que la Brasil de Tite que venía atropellando a todos en la clasificación sudamericana pareció humana. Los ingleses se cerraron con dos líneas. Una línea de cinco y otra de cuatro en la defensa. Y Brasil no logró hacer nada contra la muralla inglesa. AquEl partido se transformó en una obsesión de Tite desde entonces. El entrenador se dio cuenta que su equipo no sabía jugar contra equipos así.

Tite habló varias veces del tema. De cómo pasó a estudiar el Manchester City de Guardiola diariamente. De cómo el equipo de Pep sufría el mismo problema en la Premier League y cómo lograba desatascar el bloqueo rival.

Habló hace meses de las opciones de quitar a un centrocampista y poner a Firmino más avanzado. Antes de afirmarse como delantero, el jugador del Liverpool era mediapunta. Y trabaja prácticamente como un falso nueve en el equipo inglés. Ante Costa lo hizo. Y funcionó. Brasil logró marcar, sobre la bocina, un gol que desatasca una presión bestial que existe sobre este equipo desde el 1-7 de 2014.

El llanto de Neymar tras el partido es de catarsis. Es sintomático. Como es su actitud nerviosa y conflictiva contra el árbitro y los rivales en campo. Hasta las superestrellas son humanas. Y no hay un manual de instrucciones para cómo lidiar con la presión de de cargar sobre la espalda la responsabilidad de reivindicarse. De cumplir con la expectativa de todo un país que salió humillando de su propio Mundial.