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LA PIZARRA TÁCTICA

España debe tirar de regate

Asalto costoso. Fue una odisea anunciada, que España libró por insistencia y un golpe de suerte. Irán sublimó la idea de defenderse hasta al extremo y la Selección no encontró atajos para llegar hasta Beiranvand. Faltó impetuosidad en la circulación y desequilibrio individual.

Monotonía. Especialmente inquietante resultó el primer tiempo. España amasó la posesión (81,%), pero no generó ventajas. Se empecinó en las entregas en corto. Isco, con 55 pases, y Ramos, con 53, dieron más pases que todo Irán (49). España apenas probó el uno contra uno. Sólo completó un regate cerca del área iraní...

Otro escenario. El panorama se aclaró con un cambio de intenciones tras el descanso. Sin dejar de lado la idea primogénita, la Selección creció desde el desborde (siete regates en zonas cercanas a la portería rival), con Isco como máximo exponente en este registro (seis). 

Sin arreglar. El sufrimiento final constató la inseguridad defensiva que ya padeció en el estreno contra Portugal. No hubo control de las segundas jugadas e Irán apretó con centros laterales que ocasionaron más de un sobresalto (Azmoun ganó 11 de sus 17 duelos aéreo). Delitos que otros no perdonarán.

Muy cerca

España se agrupaba en pequeños triángulos para asociarse en corto. Alba, Iniesta e Isco (120 pases entre los tres), muy juntos. Ninguno arrastra al área y libera espacio y rivales.

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Para encarar

Isco se adhirió más a la banda en la segunda parte y gozó de situaciones de uno contra uno como la que se ve en la imagen tras un pase de Alba. Por ahí vino la ocasión de Busquets.

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