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OPINIÓN

Farsa de Otero, guiñol de Tino

Hace poco lo fundamental era tener elecciones rápido, ahora ya no importa que sean en enero. Si me dejan ver el libro de accionistas, pues vuelvo a reclamar la validez de mis 11.000 acciones, que por cierto al final sí sirvieron para lo que parecía el bien supremo: convocar una Junta Extraordinaria.

El Deportivo vivió un agitado viernes, y eso que el equipo está de vacaciones. Es complicado concentrar tantos despropósitos en tan poco tiempo. A las 13:00 horas Miguel Otero abrió el telón de su farsa, porque me resulta complicado encontrar otro calificativo a su candidatura a la presidencia. Hace poco lo fundamental era tener elecciones rápido, ahora ya no importa que sean en enero. Si me dejan ver el libro de accionistas, pues vuelvo a reclamar la validez de mis 11.000 acciones, que por cierto al final sí sirvieron para lo que parecía el bien supremo: convocar una Junta Extraordinaria. Y todo en la mañana que presentaba su proyecto, del que sólo desveló un consejero, y ya conocido: Ransés Pérez Boga. Ni consejo, ni equipo de trabajo, ni nada de nada. Sólo vaguedades del paraíso que le espera al Deportivo cuando él sea presidente. Y todo porque le ‘obligan’ a ir al Juzgado. Visto lo visto, me da que ese era el único objetivo desde el inicio: pleitos, recursos y barro, mucho barro. Si hay elecciones, se ganan o se pierden, pero ahí se termina. Mucho mejor una plataforma a la que agarrarse para prolongar un enfrentamiento que sólo sirve para dividir al deportivismo y aporta entre nada y menos.

Pero el despropósito no es un bien exclusivo de Miguel Otero. Tino Fernández también puso lo suyo para ‘animar’ el día. El club decidió que el mejor momento para anunciar la llegada de Natxo González era a las 13:10 horas, diez minutos después de que Otero comenzase su rueda de prensa. Un acto infantil que se convirtió en un guiñol cuando poco después el Zaragoza abofeteó con un duro comunicado al Deportivo por anunciar el acuerdo sin pagar la cláusula del técnico. Prisas innecesarias, ridículas, que dañan la imagen del club y que podrían convertirse en un auténtico lío por anunciar a un entrenador con contrato. Y por el camino el retorno de Tito Ramallo para el Fabril, la salida de Luisinho y el fichaje de Dubarbier. Por un momento pensé que era 31 de agosto y cierre de mercado, pero no, simplemente la ‘casualidad’ hizo que todas las operaciones fructificasen el mismo día y casi en el mismo momento. Cosas del mercado, supongo.