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Otro Cristiano con Portugal al del Madrid

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El adversario. Digiriendo aún la sacudida del banquillo, España comparece en el Mundial ante una amenaza no menos importante como es Cristiano. Se atribuye buena parte de la responsabilidad ofensiva de Portugal, forzado a apropiarse de competencias que no le tocan en el Madrid y a multiplicar su protagonismo en la generación de las jugadas. En la selección se ve a un Cristiano más participativo en zonas intermedias y más atareado en las asociaciones. Contra Argelia, en el amistoso previo, sumó 18 pases de construcción y tres de finalización (entrega al compañero en posición de gol), cifras por encima de su media habitual.

Falso mediapunta. La actividad de Cristiano en fases del juego en las que no acostumbra a inmiscuirse en el Madrid estimulan su productividad como asistente. Ha dado seis pases de gol en los 12 partidos que ha jugado con Portugal en el último año natural; en el conjunto blanco sólo contó ocho en un total 44 encuentros. Cuando su selección se atasca, Cristiano amplía su relación directa con los centrocampistas. Interviene con mayor frecuencia entre la línea defensiva y del mediocampo del rival, baja a recibir e intenta girar o soltar rápido a los costados. Casi se convierte en un mediapunta en momentos puntuales. Tantas acciones de espaldas ocasionan dificultades lógicas para Cristiano. Su promedio de pérdidas por choque se dispara hasta las 12 (tres más que con el Madrid).

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Regreso al origen. Con Portugal, Cristiano también acentúa su viejo rol de extremo, cada vez más minúsculo en el Madrid. Es una opción recurrente para ayudar a superar los problemas de su selección en los ataques posicionales. Se intercambia con André Silva o Gonçalo Guedes y desde ahí busca línea de fondo o lanzar diagonales. A modo de ejemplo, acumuló treinta acciones en el carril izquierdo y sólo 15 en el pasillo central ante Argelia. Su conexión con Guerreiro resultó prolífica (recibió siete pases del lateral).

Como centrador. El sistema de Fernando Santos, proclive a emplear los márgenes del campo independientemente del dibujo que utilice (4-4-2, 4-2-3-1, 4-3-3...), habilita las condiciones de Cristiano en la banda. Si él ocupa ese espacio, André Silva, Guedes o Bruno Fernandes aparecen en el punto de remate. Cristiano dispone de una amplitud en las transiciones por ese perfil que raramente disfruta en el Madrid. La consecuencia más evidente se puede contemplar en su cuenta de centros (tres por encuentro cuando en el equipo madridista no alcanzó uno de media durante esta temporada). Aún así, la reconversión de Cristiano en delantero centro también sigue su curso cuando actúa Portugal. En ninguna zona del terreno de juego transmite más como futbolista que en el área oponente.

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El mejor delantero. Las posibilidades ofensivas de Portugal están unidas al poder de definición de Cristiano. Al igual que sucede en el Madrid, es la referencia absoluta en el área y acumula una carga de disparos muy similar (ocho en los amistosos frente a Egipto y Argelia). Cuatro de sus últimos seis goles con el combinado portugués derivaron de remates al primer toque tras centros laterales. Nadie puede presumir de su comprobada capacidad en esta suerte del juego. Portugal necesita de su puntería y Cristiano, tener buenas opciones de finalización. En la derrota sonada de marzo contra Holanda (3-0), no pudo tirar en 68 minutos...

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