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Primer grande ‘sin el tío Toni’

París

Rafa Nadal ha ganado este domingo su undécimo título de Roland Garros, el 17º Grand Slam de su carrera y el primero ‘sin su tío Toni’. Lo pongo entre comillas porque aunque ya no es su entrenador, el técnico ha estado muy cerca de su sobrino durante el torneo y especialmente en la final. A mediados de la primera semana, se dejó caer por París y se le vio, raqueta en mano, en un entrenamiento de Rafael, como a él le gusta llamar al número uno del mundo. Pasó casi desapercibido y se marchó el pasado lunes, pero en el día D y la hora H volvió para dar ofrecer apoyo en el trabajo y durante el partido. Se ha sentado donde solía, al principio de la fila de butacas del equipo, donde habitualmente se estaba colocando durante el campeonato Carlos Moyá, su sustituto. Significativo, seguramente una deferencia o quizá una petición del propio Nadal.

Toni disfrutó, sufrió y aplaudió durante el partido, y al final se levantó para celebrar un título que en parte sigue siendo suyo. “Añoraré la tensión de los torneos, el tener un objetivo en la vida de superación…”, dijo en una entrevista a AS en Mallorca. Nadal está a gusto con Moyá, le aporta mucho, discuten de tú a tú y son amigos, pero echa de menos a su tío, añora su mano de hierro, esos entrenamientos tensos, aunque parezca mentira. Hablan a diario y en París ha querido que estuviera presente. “No he podido tener a alguien mejor a mi lado. Es la persona más importante de mi carrera”, dijo tras el Masters de Londres. Y ahí ha estado Toni, educado y discreto, como siempre. Como tío, no como exentrenador.